Como vimos en la entrada anterior, la Diabetes Mellitus es una condición crónica que afecta al metabolismo de la glucosa y que si no se trata adecuadamente puede dar lugar a complicaciones que afecten seriamente a la salud.
El tratamiento de esta enfermedad se basa en tres pilares fundamentales: dieta, ejercicio y tratamiento farmacológico; los tres igual de importantes y los tres igual de necesarios. Es frecuente que al inicio del proceso, si no hay descompensación, se comience con el cuidado de la alimentación y el aumento de la actividad física, pero es normal que en el desarrollo de la enfermedad, sea necesario la introducción de fármacos, sin olvidar nunca las medidas anteriores. No ocurre así en los diabéticos tipo 1, quienes por las características especiales de su enfermedad, van a necesitar insulina desde el comienzo.
Aunque en sucesivas entradas analizaremos en mayor profundidad cada una de las partes del tratamiento, adelantamos unas pinceladas de cada una de ellas.
- Dieta: la palabra dieta tiene unas connotaciones muy negativas; los pacientes la asocian a prohibiciones de alimentos, a comer menos, a miedo a problemas si se come lo que no se debe... Esto no debe ser nunca así. El diabético sólo tendrá que seguir unas normas sencillas y cambiar algunos hábitos. Se deben realizar cinco comidas al día, respetando los horarios, esto es importante para mantener unos niveles estables de azúcar en sangre; limitar el consumo de azúcares refinados, que son los que se encuentran en dulces, caramelos, chocolates, refrescos, moderar ( que no suprimir) la ingesta de azúcares complejos, que son los presentes en pan , pastas o arroz, controlar el consumo de grasas animales saturadas, aumentar la cantidad de fibra de la dieta y asegurar un aporte de agua adecuado. En definitiva, lo que toda la población general debería hacer.
- Ejercicio: además de disminuir los niveles de glucosa, ayuda a perder peso, mejora el control del colesterol y tiene efectos psicológicos positivos. Para que sea efectivo, debe ser practicado con regularidad, tomando la precaución de no hacerlo en ayunas y llevando siempre glucosa a mano (caramelos) para tratar posibles hipoglucemias. Cada persona debe realizar el ejercicio que mejor se adapte a sus posibilidades; desgraciadamente hay pacientes que presentan procesos osteomusculares asociados que dificultan enormemente la movilidad, pero siempre realizar algo de actividad física es mejor que no hacer nada. Ejercicio recomendado: media hora de paseo por terreno llano tres veces por semana.
- Fármacos: disponemos de dos grandes grupos de tratamientos farmacológicos: medicación oral (pastillas) e insulina (bolígrafos o jeringas), dentro de ellos hay diferentes tipos, que el médico pautará, según las características del paciente y las enfermedades asociadas; como he comentado anteriormente los diabéticos tipo 1 necesitarán insulina desde el inicio, en los diabéticos tipo 2 es habitual comenzar el tratamiento con pastillas ( una o varias) y en fases más avanzadas de la enfermedad, cuando el control no es adecuado, se añade la insulina. También puede ocurrir que la insulina sólo sea necesaria en determinados momentos, por ejemplo, cuando hay dificultad para la ingesta oral por algún proceso agudo, cuando se toman corticoides, o cuando el paciente va a ser sometido a una intervención quirúrgica.
Con el tratamiento de la diabetes, pretendemos, no solo normalizar los niveles de azúcar en sangre, si no también prevenir las complicaciones, actuar sobre otros factores de riesgo cardiovascular, como la hipertensión o el exceso de colesterol, asegurar una nutrición adecuada y mejorar la calidad de vida del paciente.
Eva María Fagundo Becerra
Médico de Familia
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